Fernando Royuela

Lázaro trata de habituarse a una nueva vida sin empleo cuando sufre un síncope repentino. En el hospital se registra su fallecimiento, pero cuando es trasladado al depósito de cadáveres, Lázaro resucita.
Su resurrección pasa a ser un grave problema en el ámbito administrativo sanitario, un relato amarillista para la prensa, un problema o una inspiración, una oportunidad o una desdicha para quienes se topan con el relato o la evidencia, pero no hay nada similar a la milagrosa resurrección de su homónimo bíblico.… (mere)